Rafael Flores
La pandemia, ya se ha dicho reiteradamente, es mucho más que un problema de salud pública pues, de su siniestra mano, nos llega una crisis económica cuya profundidad estamos lejos de conocer, si bien las consecuencias sobre un sector tan estratégico para nuestro país como es el turismo solo pueden calificarse de catastróficas, como los medios de comunicación se encargan de recordarnos a diario.
Sin embargo los problemas de todos sectores productivos no tienen la misma visibilidad aunque sufran silenciosamente las consecuencias de esta crisis.
Sin ir más lejos el campo, siempre el campo olvidado, cuando no menospreciado, pese haber dado pruebas de una solidez y eficacia extraordinarias evitando el temido desabastecimiento de los suministros esenciales para nuestra subsistencia durante el confinamiento.
El campo es agricultura y es ganadería, y la ganadería de bravo también tiene su peso en nuestra economía y en Andújar lo sabemos muy bien pues son miles las hectáreas que la cría del toro de lidia ocupa en nuestro termino municipal.
No les voy a hablar hoy de la fiesta como espectáculo y de las amenazas que sufre desde fuera y, sí, también desde dentro de la tauromaquia.
Hablo del campo bravo y de la gravísima crisis que atraviesa a causa de la suspensión de las fiestas populares, en muchas de las cuales el toro es parte esencial.
Seamos claros, si la fiesta peligra también lo hacen más de trescientas mil hectáreas de biodivesidad, un entorno natural incomparable donde conviven cientos de especies de fauna y flora, tierras sostenidas y mimadas por 900 ganaderías que dan empleo directo a más de 50.000 personas.
Los festejos taurinos aportan más IVA a las arcas del estado que el cine y este recibe 100 millones de euros de ayudas del los presupuestos generales del estado frente a los 65.000 de los toros, han leído bien.
Son cifras frías, alejadas de toda preferencia, gusto, aversión o fanatismo partidista que pueden ser de utilidad para quienes estén dispuestos a hacer un mínimo esfuerzo de sensatez, como lo ha hecho el Ayuntamiento de Andújar colaborando en la celebración de un festejo taurino con motivo de una feria de septiembre que, ay, este año no será.
Y esto último sí es una opinión, la mía concretamente.
