Rafael Flores

Supongo que no hará falta recordar que este espacio que ocupa la contraportada de Vivir Andújar es una columna de opinión y que, como tal, su contenido es responsabilidad exclusiva de quien la firma sin que lo que aquí expuesto tenga que ser necesariamente compartido, ni en todo o ni en parte, por el lector.

Viene a cuento esta aclaración, que no deja de ser una obviedad, dado que el tema que hoy nos ocupa despierta sentimientos encontrados y, en los últimos tiempos, un cierto debate social a veces artificial e interesadamente amplificado.

Hablemos pues de toros, del animal y del festejo que hace posible su existencia y su supervivencia como especie.

Vaya por delante mi incapacidad para ser objetivo ni neutral en esta materia, ni puedo ni quiero serlo por motivos tanto personales como emocionales, familiares e incluso intelectuales.

No entraré en demasiados detalles sobre lo que la ganadería de bravo, y las dehesas donde se cría, suponen de beneficioso para Andújar en lo turístico, lo económico y, muy especialmente, en lo medioambienal.

Para glosar todo ello Andújar cuenta con un defensor de excepción, nuestro querido compañero y amigo Luis Miguel Parrado a cuyas brillantes crónicas les remito.

Aparentemente nuestra ciudad vive ajena al prestigio de nuestra ciudad en el planeta de los toros aunque algunos acontecimientos puntuales desmientan esta impresión, como el éxito de público de la exposición del centenario de la familia Flores Albarrán o los coloquios organizados por la Peña Taurina de Andújar que llenan la sala de las caballerizas de Don Gome como ningún otro evento cultural consigue.

Por cierto la próxima cita, el 21 de febrero con el maestro Ruiz Miguel como protagonista, promete ser de las más interesantes organizadas hasta la fecha.

Por otra parte, y esto es lo esencial, los toros vuelven a nuestra ciudad con un festejo que abre la temporada en la provincia el 28 de marzo y que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento.

En la reciente edición de la feria de turismo Fitur el toro de lidia entró “por la puerta grande” con una promoción que giraba en torno a su atractivo tanto turístico como medioambiental y gastronómico con la presentación de la imagen de la carne de lidia como raza cien por cien autóctona.

Como se puede ver Andújar tiene todos los ingredientes necesarios para ser una verdadera potencia en todos estos ámbitos.

Cojamos el toro por los cuernos y no perdamos esta oportunidad.

Por Redacción

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