(Vivir Andújar, Octubre 2019)

Rafael Flores

Quizás el título, tomado de la popular serie televisiva, parezca un poco exagerado si lo aplicamos a la actualidad, y al inminente futuro, de nuestra ciudad y provincia, pero lo cierto que no son muy buenas las noticias que afectan a esta tierra últimamente, bien es cierto que, al menos por esta vez, no están causadas por nuestra clase política o nuestra indolencia, sino por causas que, o bien nos son ajenas, o su solución no está en nuestras manos.

Las situaciones más complicadas, y las que más incertidumbres crean, son las que afectan nuestra principal riqueza, el olivar y el aceite de oliva. Si no teníamos bastante con los insoportables precios, por lo bajos, para los productores del aceite, la pertinaz sequía y la incertidumbre sobre como quedarán las ayudas, si es que quedan, de la política agraria común, la bendita PAC, llega el amigo Trump y no contento con los aranceles aplicados a la aceituna de mesa, pretende endiñarle nada menos que un recargo del 25 por ciento a nuestras exportaciones de aceite de oliva a los Estados Unidos, con lo que no solo nos joroba de lo lindo sino que, de paso, favorece a nuestros más directos competidores Grecia, Portugal e Italia. Si el asunto no se resuelve políticamente apañados vamos.

Por si esto fuera poco Adif, la entidad estatal encargada de la gestión de la red ferroviaria española, excluye a Andújar de la lista de estaciones estratégicas al estimar que no alcanza el mínimo de actividad fijado para ser promocionada de cara a la inminente liberalización del mercado ferroviario, vamos, hablando en plata, que las empresas privadas que previsiblemente entrarán a competir en este hasta ahora monopolio, no les resultará rentable darse una vueltecita por estos pagos.

Nada que objetar, son las reglas del mercado, la competencia y la legitima rentabilidad, aunque, en este caso, afecte a un servicio público esencial para la movilidad del personal.

No estamos solos en esta desgraciada circunstancia, triste consuelo, ya que ninguna otra estación de la provincia ha sido merecedora de este honor, por lo que, nos tememos, el AVE es pájaro que seguirá volando lejos de los cielos del Santo Reino por una larga temporada.

Se argumenta que el apeadero iliturgitano, con poco más de 9.000 viajeros y un tráfico de 750 trenes anuales está muy lejos, pero que muy lejos, de los 300.000 pasajeros y 8.000 trenes exigidos.

Pero uno, en su incorregible ingenuidad, se pregunta: ¿Hay pocos trenes por que hay pocos viajeros? o, por el contrario ¿Hay pocos viajeros a causa del desastroso servicio ferroviario que se presta en esta ciudad en frecuencia, horarios y destinos?.

A todo esto la lotería de Navidad ya está a la venta. No, por nada.

 

 

Por Redacción

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